El Obispo Fulton John Sheen, dijo una vez que en realidad hay dos imágenes de lo que somos: La que nos fue dada desde el principio por Dios y la que en realidad estamos viviendo en estos momentos. Y sabemos que estamos creciendo; haciendo progreso espiritual, y sometidos a la conversión, cuando estas dos imágenes están acercándose más a convertirse en una sola ¡Cuando estamos empezando a vivir más de acuerdo a la imagen original que Dios tenía para nosotros! Por supuesto que necesitamos la ayuda del Señor para hacer esto. Sólo Él puede refinar y purificar la imagen que estamos viviendo y nos acerca a la que él había planeado para nosotros desde el principio.

Este pensamiento me recuerda una historia verdadera, respecto a un grupo de mujeres judías que se reunían para estudiar la Biblia,  mientras estudiaban el libro de Malaquías, se encontraron con el versículo 3 que dice, "Él se sentará como refinador y purificador de plata". Las mujeres se preguntaron cómo esta declaración aplicaba al carácter y la naturaleza de Dios; una de las mujeres se ofreció para obtener más información sobre el proceso de refinación de plata y volver al grupo en su próximo estudio de la Biblia.

Habló con un platero e hizo una cita para verlo trabajar. Mientras lo observaba, él colocó un pedazo de plata sobre el fuego y lo dejó para que se calentara. Explicó que, en la refinación de plata, uno necesitaba mantener la plata en medio del fuego, donde las llamas estuvieran lo más caliente posible para quemar todas las impurezas. La mujer pensó en Dios sosteniéndonos en un lugar tan caliente y ella pensó de nuevo en el versículo en la Biblia que dice: "Se sienta como un refinador y purificador de plata".

Le preguntó al platero si era cierto que tenía que sentarse allí delante del fuego todo el tiempo en que la plata se está perfeccionando. El hombre respondió que si, que no sólo tenía que sentarse allí sosteniendo la plata, pero tenía que mantener los ojos sobre la plata durante todo el tiempo que estaba en el fuego. Si la plata se dejaba, aunque fuera un solo momento demasiado largo en las llamas, sería destruida. La mujer se quedó en silencio por un momento.

Luego preguntó al platero, "Pero... ¿Cómo sabes cuando la plata está completamente refinada"? Él le sonrió y respondió: "Oh, eso es fácil ¡Es cuando veo mi imagen en ella!"

Mis queridos amigos, ¡Esto es todo el desafío de la vida espiritual! Permitir que el Señor refine y purifique la imagen que estamos viviendo, para que llegue a ser la hermosa imagen que tenía de nosotros desde el principio. ¡Permitir que Él viva su imagen en nosotros! Y lo bueno es que hay que recordar que si sientes el calor del fuego, estás en las manos de Dios, Él tiene su ojo puesto sobre vos, y ¡Él sigue mirando y te sostiene hasta que ve su imagen en ti!

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